Mundos íntimos. Las primeras vacaciones como mujer separada con mis dos hijos: desafío y liberación
Mundos íntimos. Una amiga y mi abuela murieron hace poco. No están, pero siguen presentes: es como vivir entre fantasmas.
Mundos íntimos. Contra todo pronóstico, mi hijo nació vivo. Tiene discapacidad, no habla, pero nos entendemos por la mirada.
Mundos íntimos. Mi viejo murió cuando tenía 15 años: mis charlas con él siguen a través de un cuaderno que descubrí con sus poemas
Mundos íntimos. Me trasplantaron un riñón: siento que nací de nuevo. Antes, vivir atado a diálisis me quitaba mucha energía
Mundos íntimos. Mi tatarabuela fue esclava: yo vivo lejos de mi familia y a veces pienso cómo habrá sido para ella dejar la suya
Mundos íntimos. Respirá, hija, que tus sueños logren vivir
Mundos íntimos. Cuando creíamos que ya éramos grandes para el amor, nos enamoramos con locura
Mundos íntimos. Todas las cosas de la vida que me enseñó mi abuela y no me di cuenta hasta el día que ella murió
Mundos íntimos. Estuve seis años en cama con una enfermedad no diagnosticada. Hoy, a los 51, soy nadadora de aguas abiertas.
Mundos íntimos. Renuncié a un buen trabajo porque me sentía un sapo de otro pozo en la empresa: mi deseo era escribir.
Mundos íntimos. Viví para servir, siempre austera: usaba ropa oscura y el apellido de mi marido. Cambié: soy libre, y artista.
Mundos íntimos. Mi hijo, a punto de morir por una bacteria, sanó. Ahí supe que debía trabajar por otra gente en dificultad.
Mundos íntimos. Hice y me hicieron bullying. Hoy reflexiono y espero que no sea tarde para pedir perdón
Mundos íntimos. Cada vez que salgo con una chica que me gusta me obsesiono: ¿qué pasa si me deja? ¿voy a pasarla mal?
Mundos íntimos. Mi hijo me dijo por whatsapp que es gay: así fue la charla honesta, no siempre fácil, que tuvimos
Mundos íntimos. Quise mucho a mi abuela pero éramos distintas. Ella me decía: Si te arreglás un poco más, conseguís otro marido.
Mundos íntimos. Mi hermano murió; no pude ver más a mi sobrina. La quise contactar por las redes pero lo sintió como un acoso.
Mundos íntimos. Soy demasiado ansiosa y exigente. Por eso, tuve problemas emocionales, desde anorexia a dolores físicos
Mundos íntimos. Confesiones de un amor de verano: hubo mucha piel sin compromisos ni futuro. Y hoy seguimos siendo amigos.
Mundos íntimos. En 1977, con mi hija nos internamos en el pabellón de desahuciados de una maternidad. Allí todo era a cara o cruz.
Mundos íntimos. La primera vez que tuve intimidad sexual con un chico, me di cuenta que no quería. Pero ya era demasiado tarde
Mundos íntimos. Cuando tenía un año, debieron sacarme un ojo. Crecí entre el cuidado temeroso y las ganas de vivir
Mundos íntimos. Soy gay, de un pueblo. No confesé mi primer amor. Temí mostrarme. Pero cuando lo hice, recibí buenas ondas
